23/9/12

POR AMOR AL ARTE

El sol entró por la ventana, las partículas de polvo danzaban triunfantes al conseguir su entrada a la habitación. 

Aun sentía los labios hinchados, me encantaba la sensación de un mordisco tuyo, aunque eso hubiese pasado varias horas antes. No acostumbro verte dormir, no sé por qué lo hice.

Un haz de luz iluminó tus senos, quería tocarlos, quería recorrer esa delicada superficie iluminada.
Por alguna romántica (por no decir cursi) razón, en vez de eso decidí despertarte con un beso en la frente.

Fue el mejor fin de semana de nuestra corta pero significativa relación, el mas importante.

Un maratón de películas juntos, sin poner atención a otra cosa que no fuese la pantalla, apenas dándonos cuenta de que estábamos el uno junto al otro, sin darle importancia al roce de nuestra piel. Alguno pudo haber desaparecido y el otro no se habría dado cuenta hasta horas mas tarde.

Recibimos con la misma intensidad a niños retándose en un juego en el que apostaban algo más que la infancia, que a algún anciano lleno de melancolía, o alguna pareja tratando de explicar lo que es el amor sin siquiera haberlo descubierto.

Con los ojos ardiendo de cansancio dormimos un rato, abrazados, descansando el alma.

A la mañana siguiente no pudimos dejar de hablar, no hay mayor libertad para la conciencia que el arte.

Todos y cada uno de los sucesos que nos entregó aquella pequeña pantalla, habían despertado un mar de opiniones en cada uno de nosotros. Era la primera vez que nos desconocíamos y conocíamos en cada frase, para finalmente recordar que estábamos pronunciando palabras ajenas, tal vez de aquellos personajes que una noche antes se apropiaron de nuestras esperanzas.

Al caer la noche, recargada en el barandal de aquel pequeño balcón, me dijiste que me amabas, que me amabas por ésto; en el tiempo en el que habíamos estado juntos habíamos compartido ciertas cosas, graciosas, incomodas, raras, románticas; pero éste día, éste fin de semana en especifico, era el que había hecho que la palabra amor se colara entre tus labios, no sin antes recorrer tu pecho.

No dije una sola palabra, te miré a los ojos, esperando que pudieras descifrar aquello para lo que no encontraba un alfabeto.

Creo que lo lograste; a pesar de las muchas, divertidas, extrovertidas y tal vez hasta extravagantes ocasiones en las que habíamos compartido nuestros cuerpos; ésta era la primera en que realmente sentía que no podía faltarnos nada.

Volví a besar tu frente, estaba fría, miré fijamente tus labios, azulados. Toqué con brusquedad tus senos, aquellos que solo podía recordar cálidos, palpitantes, estaban completamente helados.

No podía culpar a la pequeña pantalla y su magnífico maratón, fue mi culpa.

Te habías ido y no me di cuenta hasta horas más tarde.



Orquidea

29/3/12

ENCUENTROS?

La avienta contra la pared, le susurra sus planes al oído.
 Ella no admitirá la molestia que le provoca esa voz casi chillona.
Él le mordisquea el lóbulo de la oreja.
Ella con los ojos cerrados canaliza el deseo en ese diminuto punto, borra remordimiento o culpa alguna y se deja devorar.
El deja escapar a sus demonios a través de su lengua y sus manos, no es algo nuevo en su vida pero cada encuentro representa la realización de una fantasía; quiere arrancarle la ropa, destrozarla en un par de segundos para así demostrarle la magnitud de su poderío; en realidad todo aquello no es más que la permanente  adicción a aquellas películas que todas las mujeres de su vida siempre han detestado, es por ello que les entrega el papel principal cuando tiene sexo con alguna, un poco por morbo y otro tanto más por venganza.
Ella lo siente entrar, agresivo, doloroso; siente como las lágrimas avanzan hacia sus ojos; desesperada las detiene, ya no es tiempo par arrepentimientos; esto es lo que buscaba, esto es lo que esperaba conocer y superar; se concentra en desviar la atención de la violencia con la que él le invade y busca el placer en sus entrañas.
El se mueve cada vez más rápido “pasaría la vida entera dentro de ella”, piensa; disfruta la humedad de ese cuerpo que ahora siente suyo. Exhausto se desploma sobre ella.
Ella lo empuja con poco disimulo, no fue lo que imaginaba, la pasión y el desenfreno tenían un tono diferente cuando su mente los pronunciaba.
 Orquidea.